La víbora australiana pálida (Acanthopis praelongus). El voluminoso cuerpo de esta víbora fija a la serpiente
firmemente al suelo cuando alza la cabeza para capturar la presa. Los
ojos, como los de un gato, se abren de par en par en la oscuridad.
Detrás de ellos hay una gran glándula con veneno; por eso la cabeza
tiene forma de cuña. A menudo, el dorso de la serpiente presenta
bandas de color entre marrón claro y rojizo o negro. Los colmillos
fijos tienen una longitud de 6 mm. La penetración superficial en la
piel humana explica el largo tiempo necesario para que la víctima
muera. La cola termina bruscamente en una punta contoneante en forma
de gusano. Esta víbora puede medir hasta 1 m. Come lagartos, ranas,
aves, ratones y algún que otro mamífero pequeño. Ataca de un solo
golpe y su veneno contiene una mezcla de toxinas nerviosas letales.
Su tiempo de vida se desconoce.
Por su aspecto y sus hábitos, los
primeros naturalistas se convencieron de que la víbora australiana
pertenecía al grupo de las víboras. Aunque conserve el nombre, hace
tiempo se sabe que en Australia y Nueva Guinea no hay, en realidad,
ninguna víbora.
Esta serpiente puede inyectar 60-70 mg
de veneno de una vez; para matar a un hombre bastan menos de 20 mg.
El veneno puede actuar lentamente. A menudo, síntomas como la
incapacidad de respirar no aparecen hasta que han transcurrido 24 o
48 horas.
Cuando los colmillos de la víbora
australiana se desgastan o se rompen, se sustituyen por otros nuevos.
A menudo, la serpiente se traga los colmillos viejos, que atraviesan
todo su cuerpo sin causarle ningún daño. En los experimentos, los
científicos han saltado repentinamente cerca de una víbora
australiana mientras descansaban sin provocar en ella ninguna
respuesta.
La boa de Nueva Guinea (Candoia
aspera), no venenosa, imita a la víbora australiana para espantar a
sus depredadores.
Caza sus presas al acecho basándose en
su astucia y el veneno de sus colmillos. Al caer la noche en los
matorrales australianos, se tiende en el suelo para camuflar los
anillos y mueve la cola como si fuera un gusano. Ciertamente, no se
esfuerza demasiado. Después de todo un día holgazaneando sobre un
montón de hojas no tiene prisa por moverse, y tan sólo espera. Pero
ahora se pone en guardia, y menea la cola con lentitud y firmeza para
atraer a una rata indiscreta.
Ejemplo de caza:
Es de noche en el bosque, y una rata
canguro (un pequeño marsupial) detecta movimiento en un montón de
hojas muertas. Como es muy curiosa, lo investiga.
El cebo se mueve cada vez más deprisa,
tentando al marsupial a acercarse hasta que ¡zas!, con la rapidez de
un látigo, la serpiente atrapa al animal.
La serpiente está distribuida por el
extremo sudoriental del continente. Vive también en los bosque de
Nueva Guinea.
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